Las innovaciones tecnológicas y la digitalización de la agricultura permiten potenciar el conocimiento agronómico y maximizar sus resultados. Con analítica de datos e inteligencia artificial se puede ordenar, protocolizar y gestionar la información de campo, hacer más simple y eficiente la gestión integral de los procesos productivos. El objetivo: aumentar la productividad, optimizar tiempos, reducir los costos y el impacto ambiental.
El productor agropecuario argentino es cada vez más analítico al tomar decisiones y consciente del impacto ambiental. Hay una amplia oferta de plataformas tecnológicas de agricultura digital; incluso, proveedores de insumos o compañías de seguros ofrecen el uso de sus plataformas a los clientes. La digitalización de la información otorga una radiografía del perfil productivo y la historia del productor, datos relevantes a la hora de analizar coberturas de seguros.
Por ejemplo, con su plataforma GeoSURA, Seguros SURA permite al productor conocer, dar seguimiento y gestionar las principales variables climáticas que afectan sus cultivos asegurados; esto optimiza la toma de decisiones, hace a la empresa más eficiente y rentable.
A la mirada desde el lote se suma la gestión de datos desde el aire. La agrometeorología, el estudio del tiempo, el uso de información meteorológica y climática, e imágenes satelitales dan información para calcular riesgos climáticos con mayor precisión y correlacionarlos con datos productivos. En la Argentina los datos provienen de satélites propios (Saocom), proyectos de cooperación conjunta (NASA/Agencias Europeas y la Conae) y desarrollos de empresas privadas de gestión de Big data climáticas y algoritmos.
El escenario climático es de mayor inestabilidad: tiempos o pulsos extremos de mayor intensidad y frecuencia, olas de calor/frío más asiduas, que duran más y alcanzan valores extremos; lluvias más espaciadas, pero con intensidad creciente y distribución dispar. Esto acentúa la necesidad -tanto real como percibida- de transferir los riesgos climáticos y estabilizar ingresos.
Hoy, la mayoría de las compañías de seguros tienen georreferenciada su cartera de lotes asegurados y analizan con mayor eficiencia los riesgos reales. Con las nuevas tecnologías acceden a información sin necesidad de inspecciones previas (si un lote para cobertura de helada ya la padeció, si se puede dar de baja alguno que no se sembró o si hay que pedir prórrogas de cobertura). Algunas compañías tienen sus propias plataformas inteligentes con datos climáticos sumamente completos e innovadores.
La agricultura digital más la gestión de datos climáticos permiten soluciones innovadoras a medida para la gestión y transferencias del riesgo climático, ya sea junto al productor agropecuario o a los actores del ecosistema o de la cadena agroindustrial. Por ejemplo, Seguros SURA desarrolló una cobertura paramétrica de calidad para cebada en Uruguay -hoy se evalúa para la Argentina-, diseñada a partir de información climática satelital y del historial de la industria maltera; una solución a la medida del cliente.
Índices
Las alternativas de coberturas paramétricas del mercado responden a la mirada desde el aire: Índice Verde o NVDI (Índice de Vegetación Diferenciada Normalizada) comercializados por la Compañía de Seguros El Norte; Índice TVDI (Temperatura Vegetation Dryness Index) de Sancor, un índice satelital de déficit hídrico que combina el índice verde NVDI con la temperatura de la superficie del suelo.
Son coberturas complejas; el asesoramiento del broker especializado es fundamental. La gestión de datos desde el campo y el aire generan conocimientos que promueven instrumentos y herramientas para la administración de riesgos climáticos, y contribuyen al enfoque de Agricultura Climáticamente Inteligente (CSA) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La autora es gerenta Agro de DDN Central de Seguros
Por Juana Capdepont